miércoles, 13 de marzo de 2013

1. Presentación

Somos Amanda Blanco Puerta, Francisca Cañellas Vanrell y Jonathan J. Wall Lozano, estudiantes del Grado de Historia del Arte de la Universidad de las Islas Baleares. Mediante este blog llevaremos a cabo una búsqueda de información relacionada con el arte prerománico, centrándonos en la iglesia de San Miguel de Lillo, perteneciente al arte asturiano. Procederemos a establecer un contexto histórico de la obra, seguido de un análisis formal y de las correspondientes artes decorativas que encontramos en su interior. También trataremos la relación de San Miguel de Lillo con otras obras, además de introducir una serie de enlaces de interés a modo complementario; así como una lista de reproducción de vídeos creada por nosotros mismos y que a medida que vayamos avanzando iremos actualizando. 

Esperamos con este trabajo ofrecer información útil sobre este edificio y ayudar de esta manera a aportar datos sobre él a los interesados en el tema. 

2. Introducción

San Miguel de Lillo es una iglesia del prerrománico asturiano, fechada en el S.IX y ubicada en el Valle del Naranco, en Oviedo (Asturias). Fue construida durante el reinado de Ramiro I, comprendido entre los años 842 y 850, y dedicada al culto del arcángel San Miguel. Formaba parte de un conjunto palatino junto con la iglesia Santa María del Naranco y unos pabellones. De este conjunto solo está completa la iglesia de Santa María del Naranco y hayamos de forma parcial la de San Miguel de Lillo, ya que de ésta tan solo se conserva hoy una tercera parte debido a un derrumabiento sucedido alrededor de 1.115.

Este edificio fue construido durante el reinado de Ramiro I, época en la que se llevó a cabo un cambio hacia un estilo más maduro en la arquitectura del S.IX. Esto dio pie a una serie de novedades que podemos observar en este edificio como el uso de una cubierta completamente abovedada, arcos de medio punto muy peraltados sostenidos sobre columnas, dando como resultado una construcción esbelta y la presencia de contrafuertes e interiores muy estructurados. En cuanto a la ornamentación se recurre a la figura humana (por primera y última vez en el arte asturiano) y a motivos geométricos, junto a un gran detallismo en las celosías.

Bibliografía:
  • NUÑEZ RODRÍGUEZ, Manuel; Las claves del arte bizantino y prerrománico, p.63-65. Ed. Ariel, 1988, Barcelona.
  • MORALES Y MARTÍN, José Luis (dirección); Historia de la arquitectura española. Tomo I: arquitectura prerromana y romana, prerrománica y románica, p.145, 148, 150. Ed. Exclusiva de ediciones, 1985, Zaragoza.
  • SCHLUNK, H., "Arte Asturiano", Ars Hispaniae. Historia universal del arte hispánico, p. 327-416. Ed Plus-Ultra, Barcelona, 1947, p. 360-362

3. Contexto histórico: El arte prerrománico asturiano

Alfonso II “el Casto” reinó a lo largo de 51 años en el reino de Asturias, y fue sucedido en el trono tras su muerte en el año 842 por Ramiro I. En el momento en que murió, Ramiro I se encontraba fuera de Asturias, por lo que el cuñado del rey, Nepociano, aprovechó la ocasión para autoproclamarse rey junto con el apoyo de los astures y vascones. Ante esta situación Ramiro I buscó apoyo en Galicia, donde consiguió reunir un ejercito con el que avanzó hacia Oviedo y derrotó a Nepociano, ya que sus tropas se negaron a luchar.

Debemos considerar de forma separada los acontecimientos sucedidos durante el mandato del rey Ramiro I, entre los años 842 y 850, distinguiendo entre los internos y los externos:

Conflictos internos: Existían diversos nobles que estaban descontentos con el nuevo rey, dado que había arrebatado el trono a Nepociano, por lo que intentaron llevar a cabo nuevas insurrecciones en contra de él. Entre ellas destacan las de los condes Aldroito y Piniolo, ejecutados tras ser aplacadas sus respectivas revueltas. En el ámbito social, el rey se caracterizó además por incentivar la persecución de los bandoleros y de las prácticas paganas que estaban arraigadas entre las clases sociales bajas del reino astur, como la hechicería o la magia. Por ambos motivos, le fue otorgado el sobrenombre de virga iustitiae (vara de la justicia).

Conflictos externos: Poco después de su coronación, en el año 843, el nuevo rey se enfrenta a la amenaza de las invasiones de piratas normandos, que atacaban toda la costa cantábrica y amenazaban con sitiar las ciudades de Gijón y La Coruña. Ambos ataques fueron repelidos y los normandos fueron expulsados del reino, siendo forzados a redirigirse hacia Lisboa, desde donde avanzaron hacia Cádiz y Sevilla, ciudades que tomaron y saquearon antes de proseguir hacia Córdoba, donde pusieron en un grave aprieto al emir Abd-al-Rahman II, quien tuvo que detener su avance y reconquistar las zonas mencionadas anteriormente. Además, los conflictos internos de la zona del Califato de Córdoba, se tradujeron en un periodo de paz para el reino de Asturias, que fueron aprovechados para llevar a cabo la repoblación del reino de León. Sin embargo, en el año 846 las rebeliones del Califato fueron apaciguadas y Abd-al-Rahman II envió un ejercito hacia la ciudad de León que destruyó y quemó todo a su paso, forzando de nuevo a la ciudad al éxodo.

 Mapa de la Peninsula Ibérica en el S. IX

El arte ramirense: Los programas relacionados con el arte llevados a cabo por el Alfonso II fueron de una gran importancia para el arte ramirense, ya que establecieron las bases sobre las que éste se erguiría y supondrán además sus influencias directas. Ramiro I será el encargado de impulsar un programa arquitectónico mediante el que construye una residencia real suburbana en el monte Naranco situado en Oviedo, que supone una continuación del programa anterior que llevó a cabo su predecesor, y que Ramiro I intentó perfeccionar y embellecer aspirando a una cierta continuidad y superación de éste. Ejemplos de este tipo de arquitectura son el palacio de Santa Maria del Naranco o la iglesia en la que nos centraremos, San Miguel de Lillo. Los primeros testimonios que hablan sobre éstas iglesias se encuentran redactados en las conocidas como crónicas, unas obras literarias que recopilan hechos históricos de una forma cronológica. En ellas se adjudica el patrocinio de dichas obras a Ramiro I. Ejemplos de éstas crónicas son la Crónica Albeldense o la Crónica de Alfonso III conocida por el nombre de “A Sebastián”.

El mandato de Ramiro I, supone lo que se conoce como la sistematización del arte, que implica la renovación de determinados elementos, como la suplantación de las cubiertas y techumbres de madera de los edificios por bóvedas de cañón o el gran cambio en las representaciones escultóricas, que incluye una nueva decoración iconográfica, y el paso al material pétreo de otros campos del arte: tejidos, orfebrería y pintura. Este último punto tan solo es explicable mediante la aparición de un artista formado, el cual tenia conocimiento de soluciones innovadoras que eran producto de sus viajes por Occidente y Oriente.

Bibliografía: 
  • SCHLUNK, H., "Arte Asturiano", Ars Hispaniae. Historia universal del arte hispánico, Editorial Plus-Ultra, Barcelona, 1947. p. 327-416.

4. Análisis formal

4.1. Descripción del edificio:

San Miguel de Lillo, antaño citada como Ligno, se encuentra en la zona montañosa de Asturias separado de Santa María del Naranco por un arroyo llamado Lillo. Este arroyo llevaba una gran cantidad de agua que aumenta en épocas de lluvia y que se encuentra a unos seis metros de distancia del ábside del edificio en cuestión. Posiblemente ésta fuera una de las causas principales por las que se derrumbó parte del edificio. Con el tiempo se cerró el emplazamiento por la zona que había sido derrumbada, por lo que actualmente no tenemos en su totalidad la planta prerrománica, la cual constaba de una planta basilical con tres naves. Debido a este incidente, de la época del rey Ramiro solo ha quedado el cuerpo occidental, donde se abre un espacio de ingreso al vestíbulo sobre el cual se halla una tribuna regia,  y el primer tramo de las naves y de la arquería del cuerpo central de la nave. Según la información del autor Ambrosio Morales (siglo XVI) en su libro Viaje Sacro, el cual es uno de los primeros testimonios que tenemos del templo y de su conservación, sabemos que en su origen había una torre con cimborrio en el crucero y una capilla mayor con elementos de riqueza en el altar como mármoles de jaspe y pórfido, que actualmente ya no existen. En este libro podemos encontrar la siguiente descripción:
Labró tambien el Rey D.Ramiro una Iglesia de S.Miguel, como à cien pasos desta de nuestra Señora,  y tienen mucha razón nuestras Coronicas de encarecer mucho la lindeza deste Templo, porque con no ser de mas de quarenta pies de largo, y veinte de ancho, tiene toda la buena gracia que en una iglesia Metropolitana se puede poner. Mirado por defuera se viene à los ojos con mucho contento su buena proporción, y visto de dentro, alegra la buena correspondencia, Crucero, Cimborrio, Capilla mayor, Tribuna, Escaleras para ella, Campanario, y todo lo demas tiene cierta diversidad en tamaño y en forma, y en alzarse lo uno, y bajarse lo otro, ensancharse aquello, y retraerse estotro, que se goza enteramente las partes del edificio, dandose lugar las unas à las otras para que se parezca lo que son, y que lindas son. Toda la labor es lisa, y solo hay de riqueza doce marmoles, algunos de buen jaspe, y porfido con que se forma el Crucero, Altar mayor, y sus partes que todas son de fabrica Gothica, aunque tienen bien del Romano. 
A lo largo de la historia se han recogido muchos escritos sobre este edificio por lo que se ha podido establecer una idea de como debía ser en su origen. Un ejemplo lo tenemos en 857 y 905 el Libro de los Testamentos (Ordoño y Alfonso III) y la Crónica de Silos donde aparece una cita que nos da información sobre el material, la ubicación y el nombre de la obra:
Sin embargo, cuando hubo descansado su ánimo de la perturbación interior, para no entorpecerse con el ocio, construyó muchos edificios, distantes dos millas de Oviedo, con piedra de arenisca y mármol en obra abovedada. Así, pues, en la ladera del monte Naranco fabricó tan hermosa iglesia, con título del arcángel San Miguel, que cuantos la ven atestiguan no haber visto jamás otra semejante en ella en hermosura, lo cual bien conviene a Miguel, victorioso arcángel que, por la voluntad divina, en todas partes dio triunfo al príncipe Ramiro sobre sus enemigos
A través de estas informaciones, sondeos de 1908 y las excavaciones de 1916 y 1917 podemos saber hoy día la forma original de la planta. En su origén, sabemos que este edificio respondía a las tipoligías propias de las iglesias asturianas de la época, como podremos observar en el apartado de "relación con otras obras", así pues constaba de una planta basílical de tres naves con disposición del ámbito de arquerías apoyado en columnas, una cabecera tripartida orientada al este y un cuerpo de entrada que albergaba el vestíbulo, sobre el cual está la tribuna. A sus lados, como vemos en la actualidad hay escaleras que acceden a la tribuna de  un modo simétrico. Era un edificio de dimensiones considerables, 15'85m de largo por 10'5 de ancho. Se trataba de un templo con tres naves de forma rectangular con tres ábsides rectangulares en bloque y la central con arquerías y columnas interiores, como en el caso de San Julián de los Prados. Cabe decir, como hemos observado en el apartado anterior, que el edificio ha experimentado un gran número de reformas entre las cuales la más destacable es la improvisada y rudimentaria cabecera que hoy día se conserva. 

Planta: En negro vemos lo conservado.

1.-Nártex o Vestíbulo
2.-Dependencias laterales
3.-Escaleras de acceso a la tribuna
4.-Nave central
5.-Naves laterales
6.-Abside cental
7.-Absides laterales




Interior

Espacio interior

A través de una imagen en planta podemos observar el siguiente proceso: Entrando por la puerta encontramos ornamentación escultórica en las jambas y seguidamente pasamos a un vestíbulo que se encuentra flanqueado por dos cámaras donde se hayan unas escaleras estrechas a través de las cuales accedemos a la tribuna central. Ya encontramos en iglesias anteriores una tribuna interior elevada, como en los casos de Santullano y Santa María, pero ésta es la primera que se conserva, la cual muestra semejanza con los modelos carolingios. Más arriba y con difícil acceso, encontramos una habitación superpuesta que se abre a fuera por un rosetón ramirense calado, transladado allí posteriormente. Este espacio cerrado posiblemente sirviera para dar mayor visualidad al exterior del monumento así como de aposento para los monjes que cuidaban de la iglesia o bien de almacén.

De este modo podemos establecer que la entrada se divide en tres registros con funciones diversas: en el primero aparece la entrada, luego la tribuna y finalmente el aposento superior, todos compuestos a través de una bóveda de cañón.  Este sistema, es una solución técnica compleja y efectiva para este momento histórico. La iglesia, completamente abovedada, presenta una forma semejante al palacio vecino, como se menciona en Crónica Albeldense (881):
En el lugar de Liño construyó una iglesia y palacios, con admirable obra de bóveda
La bóveda de cañón de la nave central se contrarresta en sentido longitudinal con las bóvedas del vestíbulo, en sentido occidental con la tribuna y sentido perpendicular con las bóvedas de las naves laterales.

Tribuna 
Pasamos al segundo tramo donde aparece parte de lo que era la nave central de la iglesia, con una altura superior al tramo anterior: 11 x 3'5m. Las naves laterales, en cambio, constan de 9 m de altura con una bóveda de cañón en angulo recto a la nave central. Mientras que la nave central consta de un eje central Oeste-Este, las laterales se colocan perpendicularmente, es decir, de Norte a Sur. A partir de este tramo el resto del edificio es de época moderna. Su medida global de todo el edificio es de 10 x 11 m. Debido a la diferencia de dos metros entre las naves laterales y la central Schlunk consideraba que es poco probable que los tramos de la bóveda de las naves laterales sirvieran de apoyo a la central. Además esta diferencia en alturas provoca que no haya un contrarresto efectivo.


Puertas y barandilla
A continuación podemos observar la disposición de elementos en altura:

Columna adosada
Lo primero que encontramos es un vestíbulo con bóveda de cañón que descansa sobre una línea de imposta sosegada segmentada en varios tramos, sobre el cual se ubica la tribuna real, también con el mismo tipo de techada abierta a la nave principal a través de un arco toral con dovelas en piedra caliza y separada por una barandilla de hierro; este arco descansa sobre columnas adosadas con fuste estriado y capiteles de imposta de forma paralelepípeda, de similar ejecución a los distribuidos en el resto de la iglesia. El fuste estriado está rematado en sus extremos por semicírculos; su ejecución tiene forma de acanaladura que recuerda al estriado del palacio de Naranco. En la parte superior de la tribuna podemos observar que hay una cámara ciega, de uso indefinido. Ésta tribuna, de forma rectangular, tiene como entrada de luz una única ventana y se puede acceder a ella a través de unas escaleras laterales. Esta peculiar distribución es única entre las iglesias altomedievales, aunque un antecedente lo encontraríamos en la iglesia de Santianes de Pravia o en las iglesias de Alfonso II, por ejemplo la de Santa María: según Alfonso de Carvallo (Siglo XVII) el panteón de los reyes era del siguiente modo:
Tiene este sótano de ancho otro tanto como la capilla mayor, que serán veinte pies, y doce de largo. El techo es muy bajo, de madera, sin labor ninguna, y sirve de suelo a un aposento que está encima, como Tribuna, o Coro de la Iglesia.
También hay que tener en cuenta que las tribunas son un exponente clave en los edificios eclesiales, por lo que también encontraremos ejemplos en otros edificios de la época como Santa Cristina de Lena o San Salvador de Valdediós.

Saliendo de la tribuna encontramos un arco de medio punto soportado por pilares, los cuales están coronados por impostas cuadradas. A partir de este arco accedemos a las nombradas escaleras que nos conducen a las dependencias laterales.

Acceso a la tribuna
Seguidamente pasamos a un espacio dividido en tres naves separadas a partir de gruesas columnas cilíndricas con capiteles de forma troncocónica, de filiación bizantina, y basas decoradas con diversos relieves geométricos de tradición visigoda. Cabe decir que el hecho de utilizar columnas en lugar de pilares asturianos es algo novedoso en la arquitectura prerománica asturiana, aspecto que se repetirá en los edificios posteriores. Es importante destacar también la altura de las columnas, pues estas son de 3'60 m, teniendo en cuenta que la altura del edificio es de 11 m las columnas suponen una tercera parte de la altura del edificio, por lo que estamos hablando de un tamaño muy considerable. Sus fustes, de unos 60 cm de diámetro, están ensamblados en varias piezas, haciendo recordar a la forma de un monolito. Las columnas entregas, que se encuentran adosadas en las naves laterales, conservan capiteles imposta con enmarque de cordón sogueado, al igual que vemos en los contrafuertes exteriores. Las basas, de piedra de arenisca, están formadas en una sola pieza conservando una forma prismática con esquinas redondeadas. Seguidamente, vemos como de estas columnas convergen hasta una serie de arcos perpiaños con roscas sogueadas que soportan el peso del muro reforzados por los contrafuertes exteriores.

En cuanto a el techo, encontramos una bóveda de cañón reforzada por arcos fajones. Pero además de su gran altura y el uso del abovedamiento total en una época en la que solía predominar la madera, destaca su distribución excepcional: el edificio se presenta con una nave central más elevada que el porche, en las que había cuatro tramos de bóveda sobre fajones. En cuanto a las naves laterales, podemos encontrar una serie de bóvedas de cañón independientes en cada uno de los tramos, dispuestas perpendicularmente a la nave central y paralelamente entre sí. Cabe decir que en estás bóvedas se aprecia que las laterales son más altas que la central. Este sistema novedoso, más que deberse a algo estético es utilizado para colocar naves laterales perpendiculares como contrafuertes de la nave alta central y así abrir ventanas sin peligro de desplomarse.  Esta variada articulación de espacios crea en el exterior un bello y movido juego de volúmenes.

Exterior

Fachada principal
A primera vista, exteriormente observamos una construcción de forma casi rectangular con una organización ciertamente compleja; esto se debe a la variedad en alturas y a los diversos contrafuertes que crean entrantes y salientes.

La fachada principal es vista por Schlunk como la primera fachada española que hoy día se conserva con una estructura correcta y ricamente organizada, además se trata de la fachada monumental que encontramos en España.  Estas ornamentaciones de las que habla son seguramente las ventanas y rosetones que embellecen el exterior del edificio que  anteceden, en cierto modo, las filigranas del gótico.

A continuación, la podemos dividir en diferentes partes:  en la parte inferior observamos una portalada de arco de ladrillo de medio punto y jambas decoradas con relieves, encima de la cual hay un vano cegado colocado sobre un dovelaje de ladrillo con signos de reformas posteriores. Encima de ésta se halla una celosía, de factura contemporánea, compuesta por cinco columnas con arcos de alfíz y en la parte superior calado. Además, en la parte de la imposta hay dos pequeñas oberturas. Podemos observar una serie de ventanas tapadas con un cristal, seguramente para evitar la entrada de agua al interior del recinto y así prevenir humedades. En cuanto a las medidas, sabemos que la imafronte tiene una altura de 9m hasta la divisoria de aguas de la techumbre.

La fachada presenta también una serie de entrantes y salientes, los cuales se repiten en el resto de lados. La fachada correspondiente al nártex está más salida que la de las dependencias laterales y naves secundarias, además en estas encontramos contrafuertes estriados, cuya función de contrarresto no se corrresponde con las columnas adosadas del interior, y ventanas con arquillos y rosetón, los cuales presentan un programa sólo comparable con la de los edificios carolingios desaparecidos o con el románico posterior.

En cuanto a las fachadas septentrional y meridional solo se puede observar el primer tramo externo de la construcción original, debido a su ya nombrado derribo. Vemos tres contrafuertes que actúan con la función de estribo como contrarresto de la articulación interior que se explicará a posteriori. El sector oriental muestra una ruptura con lo anterior, observamos que se abre una cabecera tosca y se perciben arquerías apoyadas en semicolumas,con dovelaje de ladrillo, cegadas. 

Fachada sur
Todo el edificio esta compuesto por cubiertas a doble agua, cuya cubrición estaba formada por tegulae de tradición romana (es decir, tejas planas con rebordes resaltados) e ímbrices (cobrejuntas de sección semicircular). En el techado encontramos la siguiente disposición: El espacio central que corresponde con la entrada es una cubierta a doble agua y las laterales a una sola vertiente. A continuación aparece el espacio que se corresponde con la nave central y que también se forma a partir de una cubierta a doble agua con un rosetón en la parte central; en los laterales observamos la misma cubierta pero dispuesta perpendicularmente a ésta. Seguidamente llegamos a la parte moderna que se forma a partir de un tamaño menor que el resto del edificio y con una vertiente también a doble agua.



Contrafuerte
Se trata de un edificio de unos once metros de altura cuyas cargas interiores son soportadas por columnas que, a través de los arcos y las bóvedas de cañón, transportan el peso a los muros exteriores. La carga que recae en estos muros es trasladado a los tres contrafuertes exteriores de 3'5m de altura a cada lado del edificio, los cuales constan de una fina basa, un fuste estriado de estilo ramirense y un pequeño capitel en forma de media pirámide con un motivo decorativo.

En cuanto a los materiales, en el exterior encontramos paredes de mampostería echas de piedra con tamaños discontinuos. Los paramentos del exterior no conservan pulcritud en su mampostería y se utilizó una desigual utilización del sillarejo mal tallado, el cual estaba combinado con mampuesto de la época y piezas del propio edificio que se utilizaron en la construcción de muros y contrafuertes.  Cabe decir, que la mampostería de los contrafuertes es más grande que la del resto del edificio. El tipo de piedra utilizado es la toba debido a que, al tratarse de un edificio de dimensiones elevadas con muros de gran tamaño, era necesario un material ligero. Para el ábside actual se utilizaron parte de los materiales ya arruinados.


Celosía
En cuanto a las entradas de luz, a parte de las ventanas de tipología ya comentada encontramos ventanas abocinadas, cosa que limita la luz del interior. Cabe decir que, de las múltiples celosías que tenía la iglesia en su origen, actualmente solo se conservan tres, además de un rosetón calado. La influencia de estas celosías las podemos encontrar en el programa pictórico de Santullano y, según Schlunk, en una celosía de San Eliseo del siglo VI.  Además, Sabine Noack-Haley ha querido buscar sus antecedentes de principios del siglo V en África septentrional.

Como se ha podido observar después de haber hablado de las alturas de los espacios interiores y exteriores nos encontramos frente a un edificio que guarda sinceridad exterior-interior, pues ya desde fuera podemos adivinar el tamaño de las naves interiores y sus espacios. Finalmente, es importante decir que encontramos en este edificio con una rica decoración establecida a través de ventanas y rosetones en el exterior y  relieves y pinturas en el interior. 


4.2. Situación del edificio:

Aun siendo Patrimonio Mundial de la Humanidad según la UNESCO no ha sido tratado y conservado según su estatus por lo que encontramos grandes imperfecciones tanto a nivel exterior como interior. En el exterior hay un gran número de musgo y plantas que nos dan a entender la gran humedad que esta soportando el muro del edificio, además encontramos algunas raíces de plantas que pueden suponer un riesgo importante en las piezas del edificio. A nivel interior como ya hemos comentado algunas ventanas se encontraban tapadas, pero también observamos un número importante de oberturas que carecen de este tipo de protección, lo que provoca que en época de lluvias el agua entre en el interior del edificio.

4.3. Apéndice fotográfico*

*Para acceder a los enlaces de donde han sido extraídas las imágenes es necesario descargarse el archivo. Estos enlaces se abrirán al pinchar sobre el nombre de la diapositiva.


Bibliografía: 
  • ARIAS, L., Prerrrománico asturiano: El arte de la Monarquía Asturiana. Ed. Trea S.L, 1993. España. p. 163-184
  • PIJOÁN, J., Arte bárbaro y prerrománico desde el siglo IV hasta el año 1000. Colección Summa Artis, historia general del arte, vol. III. Ed. Espasa-Calpe, 1966, Madrid.
  • GONZÁLEZ, M; SIERRA, M; ARBAIZA, S., Análisis constructivo de la iglesia de San Miguel de Lillo (Asturias) basado en el proyecto de restauración por Javier Aguirre en 1886. 2000. España. p. 425-430 [En línea: http://www.sedhc.es/biblioteca/actas/CNHC3_048.pdf]
  • VVAA , Asturias. Colección Tierras de España. Ed. Noguer S.A, 1978, España .p. 173-179

5. Las artes figurativas de San Miguel de Lillo. Escultura y pintura.

5.1 Descripción de las artes decorativas.

A pesar de estar la iglesia incompleta a causa del derrumbe que sufrió, aún se conserva parte de la decoración escultórica y, en menor medida, pictórica.

A los pies del templo podemos observar unas jambas de piedra de arenisca ricamente decoradas, las cuales sostienen el arco de entrada. La jamba derecha mide 1,80m de alto por 0,56m, con 0,15m de espesor y la izquierda 1,80m de altura por 0,56m de ancho y 0,13 de espesor. Tienen un buen grado de conservación, excepto la parte inferior de la jamba derecha. Los relieves son prácticamente iguales en ambas y sobre ellas se sitúan dos piezas de imposta decoradas con sogueado de espiga.

  Jamba
Las jambas se dividen en tres recuadros. Un marco, formado con perfil de soga (típico del arte ramirense), cuyo interior presenta diversos motivos ornamentales. La teoría más aceptada es que las escenas representadas en los recuadros están inspiradas (o calcadas) del  díptico romano-bizantino del cónsul Areobindus (506 d.C.), de marfíl. En el díptico, aparece Areobindus inaugurando el espectáculo del circo, un tema muy común en esas piezas.  El cónsul está sentado en un subsellium con patas de león, flanqueado por dos figuras de pie, estas figuras han sido motivo de divergencias entre diferentes autores: por un lado sabemos que se puede tratar de acólitos (Lorenzo Arias, 1993, pg. 177), y por otro altos funcionarios (Schlunk, 1947, pg. 367) aunque también encontramos casos en los que son vistos como las personificaciones de Roma y Constantinopla (Pijoán, 1966, pg. 448).  El cónsul sostiene un cetro con la mano izquierda y un pañuelo con arena (mappa), con el que iniciará los juegos, al echar la arena al circo. Debajo, se representa una escena del circo.

Algunos detalles vegetales de la ornamentación que rodean las escenas son los mismos del díptico que luce el cónsul en sus ropas.
En el primer y último recuadro de las jambas, aparece la misma escena: el cónsul inaugurando los juegos y a su lado los dos personajes mencionados anteriormente. Para el recuadro central, se escogió una parte del la escena de los juegos. Según Arias y Schlunk, representa a un hombre amenazando con un látigo a un león levantado sobre las patas traseras y a un saltimbanqui saltando con  la ayuda de un bastón. Según Pijoán, el saltimbanqui camina boca abajo sobre unos altos zancos.

Para llevar a cabo los pliegues se ha utilizado la técnica del vaciado interior. Las imágenes resultantes son mucho más rudas y toscas que en el díptico. Las escenas están muy simplificadas, dando más importáncia al concepto que al acabado artístico. El modelo original consta de mayor calidad plástica y perfeccionismo, pero con más detallismo plasmó los motivos vegetales de los ropajes de Areobindus en los bordes de la jamba. A pesar de todo, el conjunto tiene cierto valor estético.

Díptico de Areobindus
En Bizancio era común la representación de escenas laicas en iglesias palatinas; en cambio en occidente este sería uno de los pocos ejemplos que hay. Habría que suponer que la corte asturiana conocía esta práctica bizantina y quisieron  aplicar-la en sus edificios religiosos reales.

En 2009, Lorenzo Arias publicó un estudio dónde sugería que dichas jambas realmente procedían de Santa María del Naranco. Se sabe que debido a un cambio de proyecto durante la construcción del templo, se tuvieron que reutilizar piezas, entre ellas las jambas. Debido a eso, se observan irregularidades en el entorno de las jambas y del pórtico. El reverso de las jambas es totalmente pulido y liso. Las jambas están situadas sobre una superficíe de mampostería muy irregular. Para poder-la encajar correctamente, se han tenido que llenar las oquedades que presentaba.

Su hipotética situación original sería en el vano norte del vestíbulo de Santa María del Naranco. Sus dimensiones son 2,67m de alto, con un espesor de 0,56m. Está flanqueando por dos contrafuertes, cuyas caras internas tienen continuidad con el parámetro, de manera que actúan como jambas. Su superficie en la cara lateral se compone de una mampostería fina y regular. Aún así, se pueden apreciar unas huellas de incisiones verticales discontinuas, alternadas con restos finos de mortero. Las jambas irían adheridas a esa cara lateral, sobre la fina mampostería y soportarían el arco. Ahora, el arco se apoya sobre dos impostas de forma irregular hechas con piezas reaprovechadas. Bajo ellas, hay incrustadas en el paramento unas piezas que hacen la función de capitel, cortadas a partir de un fuste de sogueado helicoidal del propio edificio del Naranco.

Los elementos decorativos de las jambas coinciden con la del vestíbulo del Naranco, como el sogueado trenzado en espiga y la banda perimetral con rosetas. Además, las decoraciones de la sala están hechas en arenisca, igual que las jambas.

En Santa María del Naranco, las escenas de las jambas representarían el encuentro entre el pueblo y el gobernante. Recibe un tratamiento hierático, incidiendo en la carga simbólica, con “una actitud de dignidad imperial, distante y atemporal” (ARIAS, L., "Procedencia original de las jambas de San Miguel de Liño. Reutilización de decoración escultórica de Santa María de Naranco", pág. 22). Los personajes no muestran rasgos fisionómicos concretos y originariamente estaba policromada. De los dos personajes que acompañan al emperador, uno simbolizaría el poder terrenal, representado como un dignatario regio y el otro el poder religioso, siendo un alto cargo eclesial. El gobernante vestía de purpura (color de la realeza) e iba cubierto por el paludamentum, sujetado en el hombro derecho con un broche de materiales preciosos. El circo, del recuadro central, representa “el encuentro entre el poder (rex-emperador) y el pueblo.” (ARIAS, L., "Procedencia original de las jambas de San Miguel de Liño. Reutilización de decoración escultórica de Santa María de Naranco", pág. 22).
Los motivos que los llevarían a expoliar las jambas de Santa Maria del Naranco son desconocidos aún. Una hipótesis es que la construcción de San Miguel de Lillo debía ser prioritaria y que el taller (o los talleres) que proporcionaban el material escultórico al templo cesaron su actividad, quizás debido a una quiebra, en el momento que colocar las jambas.

Volviendo al edificio de San Miguel de Lillo, las dovelas del arco toral que comunican la tribuna con la nave central, están decoradas con un motivo de líneas horizontales y relieves en vertical. Dicho arco reposa sobre capiteles en forma de paralelepípedo; decorados con figuras geométricas enmarcadas por un doble ribete de cuerda, que recorre los bordes del capitel. El centro del capitel encontramos un rebaje rectangular, cuya función se desconoce. El fuste semicircular es recorrido por líneas de relieves estriados, acabadas con forma semicircular; con efecto acanalado. 
 
Arco de las paredes norte y sur de la tribuna
En las paredes norte y sur de la tribuna se abren cuatro oberturas (dos por lado) con arco de medio punto que comunican con las escaleras y con una habitación de función indefinida. El arco, monolítico, presenta una decoración en relieve que recuerda a la oriental: una serie de roleos geometrizados, unidos por estrías, que van alternando ruedas solares con rosetas; todo enmarcado por el doble ribete sogueado. Entre los dos arcos, hay una pieza circular en relieve, tan deteriorada que no deja ver el motivo original. Sobre ambos arcos y siguiendo una línea horizontal recta, hay un relieve con la forma de doble cuerda, ya vista en ese templo.

Capitel de la columna
Las columnas conservadas tienen un capitel troncopiramidal de influencia bizantina, decorado con motivos geométricos, de tradición visigoda. El capitel se divide en enmarcaciones cuadradas, echas con ribete de cuerda. Dentro de cada una de ellas, hay motivos florales concéntricos con hojas de corazón en las esquinas.  El collarino también está sogueado. 

Las monolíticas basas están talladas en piedra arenisca y con forma prismática, con las esquinas redondeadas. En ellas se simula una sucesión de arcos, con una figura humana inscrita en cada uno.

Basa de columna

Los arcos están formados por el ribete de cuerda y sus columnas contorneadas por el mismo motivo sogueado. Además la parte superior de las basas se ha formado completamente con dicho motivo. La basa y el fuste se unen mediante el relieve de una cuerda. Tres ribetes conforman la parte superior de las arcadas; entre arco y arco, varias sogas más se juntan atravesando perpendicularmente las cuerdas que forman los arcos, para finalmente, quedar rematadas por un rostro humano sobre los capiteles. 


Cada cara de la basa esta formada por tres arcos. En su interior aparecen los evangelistas, escribiendo o en posición de lectura. En el arco central hay un ángel. Dentro de los arcos encontramos la representación del tetramorfo, la cual ya aparece en el terreno de la orfebrería, con el relicario francés de Engern (s.VIII) y la arqueta relicario de la catedral de Astorga, ofrecida por Alfonso III. 

Celosía de la fachada

De las celosías originales actualmente se conservan tres, más el rosetón calado de la fachada. De este mismo, no se conservan precedentes en España. Se cree que antes estaba ubicado en otro lugar de la misma iglesia. En la parte superior vemos una ventana circular con motivos concéntricos, donde también aparece el motivo de la doble cuerda para representar a los círculos. Está ubicada en el aposento superior del primer tramo. 



Ventana del muro sur
Las otras ventanas siguen un peculiar esquema: se dividen en  dos partes: la inferior con arcadas y la superior con decoraciones caladas, a veces con el mismo motivo que el rosetón. Como ejemplo podemos describir la ventana monolítica del muro sud. Un motivo de doble soga envuelve toda la ventana y separa ambas partes. La superior se configura como un tímpano relleno de círculos torneados y entrecruzados, finamente esculpidos. La inferior muestra una doble arcada de doble cuerda apoyada en columnas de capitel corintio y fuste sogueado.



En el exterior, los contrafuertes también están decorados. Presentan un fuste estriado de estilo ramirense con  pequeño capitel de forma de media pirámide y con una decoración.

En el Museo Arqueológico de Asturias se encuentran varias piezas que se supone que pertenecían a San Miguel de Lillo. Algunas son basas como las descritas anteriormente. Otras, son un ara y tres juegos de cancel, con tablero, barrotera y lecho. El tablero se encajaba sobre la barrotera y está se colocaba en el lecho. Se supone que eran utilizados como una barrera litúrgica, para separar el espacio de los fieles del presbiterio, espacio del clero.

El ara es de mármol gris, monolítica, decorada con dos astrágalos que recorren perimetralmente las cuatro caras laterales. En una de ellas posé el desagüe para verter el agua.

En cuanto al cancel, un tablero, en una cara posé un grifo alado con alguna hoja sobre su cuerpo. El motivo se encuentra entre dos franjas con roleos, tallados a bisel. En su otra cara, lleva un estilizado árbol palmiforme, con formas de tallos de hojas serpenteantes y dos folículos con forma de corazón. Otro tablero también lleva el mismo motivo del árbol, pero en ambas caras. Existen analogías entre estos árboles y relieves bizantinos en la Grecia de aquél momento. Sin embargo, un motivo muy parecido también lo encontramos en el relicario que donaron a la catedral de Astorga Alfonso III y su esposa Gimena. En las cuatro caras de la pieza, se hallan tallados bajo arquerías unos árboles muy similares. Un tercer tablero muestra, en calado, dos arcos peraltados apoyados en un capitel troncopiramidal central. Dentro de cada arco se sitúa una cruz. En la parte superior hay una franja decorada con un motivo de incisión en espiga.

La barrotera aparece decorada en la parte superior con figuras humanas sosteniendo un cayado entre sus manos. En cambio, en la parte inferior también hay figuras humanas pero sin ningún objeto. Esas piezas están hechas en mármol gris, al contrario que el lecho el cual está tallado con piedra arenisca. En la parte superior tiene una acanaladura para encajar las otras piezas. Su decoración se basa en un bajorrelieve que representa un caballero montado en un caballo, llevando casco y lanza.

En 1991 se hizo una excavación para la ejecución de la primera fase del proyecto de restauración. Durante dicha excavación, se encontraron fragmentos pertenecientes a elementos decorativos que habían sido reutilizados como relleno en bóvedas y otras partes del templo. 

Se encontraron dos fragmentos de cancel en el relleno del faldón Norte de la bóveda del ábside. Miden unos 2cm de grosor, más o menos y decorados con un motivo análogo a los del reverso del tablero de cancel procedente de la misma iglesia. Parece que representaban un árbol,  pues se ve una doble raíz del tallo y dos volutas de las cuales brotan unas ramificaciones hacia arriba. Otro fragmento de cancel se encontró en la cobertera de una tumba. Esté se decoró con un doble vástago vegetal oblicuo, con ramificaciones a cada lado. El motivo es igual al de la barrotera de San Miguel de Lillo, conservada en el M.A.P.

También se encontraron cinco fragmentos de piedra silícea, con grosores entre  3cm y 6,5cm. Tienen la misma contextura en que se tallaron los canceles. Dos de esos fragmentos tienen el borde tallado de forma semicircular, sin pulir la labra. Esos fragmentos, junto con otros dos de mayor tamaño recogidos en 1990, demuestran que la escultura decorativa se tallaba in situ.

En las paredes del templo se conservan restos de pintura mural. En ellas, un elemento importante es la representación humana, pues por primera vez en el arte asturiano se representa la figura humana en los frescos. Solo se conservan tres restos, muy deteriorados y todos en la nave sur. Uno de ellos representa una figura frontal sentada sobre un trono con respaldo alto, rematado con un círculo. Su cabeza es ovalada, con el rostro rojo y ojos almendrados. La boca es una leve línea negra. A su derecha hay otro personaje, de perfil y de menor tamaño. Sus manos se extienden hacía la izquierda y a penas se le reconoce la cabeza. Bajo los pies (también de perfil), se sitúan unos detallistas arbustos, compuestos por diversas ramas rematadas con hojas. La composición está cerrada por un franja de cuadrados con rosetas en el interior. Se supone que la franja cerraría toda la composición, formando un cuadrado.

En la pared oriental de la misma nave sur, a una distancia de 6 metros del suelo, hay otra figura la cual se representa con un instrumento musical y el rostro ovalado con una fina cinta en su frente. Los ojos se han conseguido con un circulo negro y un punto formando la pupila. No sé sabe si el instrumento es un cordófono o un laúd de mástil largo. En esas figuras se deja ver la influencia de modelos de tradición visigoda del s.VII en relieves y manuscritos iluminados.

Las pinturas ornamentales parece ser que las trabajó el mismo taller que trabajó en Santullano, aunque la técnica no sea la misma. En el templo que nos ocupa, se realizó el boceto gráfico se ha hecho con un tramando de líneas negras, facilitando la composición geométrica.

Las pinturas de la bóveda central, por su buen estado de conservación, permiten ver el parecido con las pinturas del ábside de Santullano. La composición se basa en círculos y cuadrifolios dispuestos asimétricamente. Los cuadrifolios están formados por cuatro círculos tangentes, con un cuadrado dentro. A la vez, en el cuadrado se inscribe un rosetón de ocho hojas policromadas, alternando el negro y el rojo.

Los restos de las bóvedas laterales coinciden con la pintura de las bóvedas laterales de Santullano. La composición está formada por cuadrados, en cuyo interior se inscriben rosetones de ocho hojas y hexágonos, con un círculo en su centro del cual salen dos filas de motivos florales.


5.2 Apéndice fotografico

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Bibliografía
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  • MORALES Y MARTÓN, J. L., (dirección); Historia de la arquitectura española. Tomo I: arquitectura prerromana y romana, prerrómanica y románica. Ed. Exclusiva de ediciones, Zaragoza, 1985. p. 145-150.
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